(Desde El Cañamelar, José Ángel Crespo Flor)
Seguimos con las lecturas propias de los cuatro domingos de Adviento. La idea es que no las pasen por alto. Que las lean, mediten y tomen buena nota. Es como una preparación a la Eucaristía dominical. Por lo, menos esa es la intención que nos ha movido al colocarlas en este blog. Lo único que pretendemos es que la hagan suyas y sirvan de preparación a lo más importante para el cristiano: la Santa Misa. Que se consiga o no, ya no es tanto cosa nuestra como de nuestros pacientes lectores. Como tampoco será mérito nuestro si las leen, las meditan y las hacen suyas. En este caso el mérito será única y exclusivamente de nuestros lectores, no nuestro.
Bueno... les dejo con estas lecturas. Y, a continuación dc estas, y como ya ocurriera en las lecturas del Primer domingo de Adviento les dejo con una reflexión acerca de este segundo domingo con el sello particular y personal del sacerdote, poeta y periodista valenciano Antonio Díaz Tortajada.
* Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 11, 1-10
Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago.
Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor.
Le inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados.
Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios.
La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea.
La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey.
El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente.
No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.
Salmo responsorial
Sal 71, 1-2. 7-8. 12-13. 17
R. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R.
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol:
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R.
* Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 15, 4-9
Hermanos:
Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza.
Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así, dice la Escritura:
«Te alabaré en medio de los gentiles y cantaré a tu nombre. »
** Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo 3, 1-12
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: - «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo: "Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: - « ¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?
Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abrahán es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego.
Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»
* Oración para encender el segundo cirio de la corona del Adviento.
Después de venerar el altar y saludar a la asamblea, el sacerdote, desde la sede, dice:
Un año más escuchamos el potente pregón de Juan el Bautista que renueva el de los antiguos profetas: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.”
Este es el personaje del Adviento que hoy tenemos presente, como quien se dirige directamente a nosotros.
Señor Jesús, esta segunda luz que vamos a encender nos avisa que debemos preparar tu venida en nuestros corazones, en nuestras familias y lugares de trabajo, y también en esta comunidad cristiana que visitas sin cesar cuando te celebra en la Eucaristía. Concédenos que este aumento de la luz que podemos ver, avive en cada uno de nosotros el deseo de escuchar tu voz. Te lo pedimos a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
*** Salmo al Señor del Tiempo
(publicado en Vilanova Maris)
Tú, Dios del tiempo
nos tienes esperando.
Quieres que esperemos
el momento justo para descubrir
quienes somos, dónde debemos ir,
quienes nos esperan a nosotros y qué debemos hacer.
Gracias ... por el tiempo que nos concedes para esperar.
Tú, Dios de los espacios
nos tienes mirando.
Quieres que miremos en lugares buenos
y en lugares inciertos
para ver si hay señales de esperanza
y gente desesperanzada.
Para ver si hay señales de un mundo mejor
que pueda brotar.
Gracias ... por el tiempo que nos concedes para mirar.
Tú, Dios y Amor,
nos tienes amando.
Quieres que seamos como Tú:
Que amemos a las personas que no tienen amor,
a las que son imposibles de amar,
que amemos sin celos ni amenazas,
y, lo más difícil de todo
que nos amemos a nosotros mismos.
Gracias ... por el tiempo que nos concedes para amar.
Y en todo esto nos guardas.
Ante las preguntas difíciles
que no tienen respuestas fáciles,
cuando fracasamos allí donde esperábamos triunfar,
cuando nos aprecian allí donde nos sentimos inútiles.
Y, pacientes,
soñadores y amando,
con Jesús y su Espíritu
Tu nos guardas.
Gracias...
por el tiempo que nos concedes para aguardar.
Amén.
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