martes, 27 de abril de 2010

El obispo emérito de Holguín (Cuba) mons. Héctor Luis Peña realizó una visita a las "Religiosas Adoratrices" que se encuentran en el Cañamelar

(Desde El Cañamelar y El Rosario, José Ángel Crespo Flor)

El obispo emérito de Holguín (Cuba) aprovecha hasta el límite los días de su estancia en Valencia. Ayer, sin ir más lejos, tras celebrar la Eucaristía en Santa María del Mar quiso conocer de cerca la labor que En El cañamelar, muy cerca de donde reside estos días que se encuentra en Valencia, a las Hermanas Adoratrices que precisamente se encuentran en la calle de la reina, en pleno centro del Cañamelar.

Monseñor quedó gratamente sorprendido de la importante labor social, religiosa y de insercción laboral que vienen realizando las hermanas de esta congregación. Monseñor peña, tras ver toda la casa y hablar con algunas mujeres a las que animó  que rezasen el Santo Rosario "es bueno que los hagáis pero es mejor cara a la Virgen y a Nuestro señor que lo recéis. De todas formas también es bueno que hagáis estas pequeñas obras de arte.

El obispo emérito de Holguín quiso rezar unos instantes en su pequeña pero coqueta capilla "es una excelente idea que siempre tengáis un sitio donde rezar, donde hacer oración y donde postrarse ante el Señor. Veré mi agenda pero os prometo que antes de irme realizaré una Misa aquí, en esta casa. Me encanta esta tranquilidad que existe y si me lo permitís quiero compartir con vosotras la Eucaristía y rezar por vuestra fundadora (Santa María Micaela del Santísimo Sacramento) para que siga proviniendo nuevas vocaciones de religiosas y las Religiosas Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad  se vea así fortalecida para poder servir mejor a la sociedad y a la Iglesia según vuestro carisma".

Como recuerdo de esta visita monseñor Peña quiso dejar un recuerdo para él, como obispo cubano, imborrable: la imagen de la patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre. "Es lo que los cubanos más estimamos. Que cuando ustedes recen se acuerden de los de la Isla y recen por ellos y por mí para que pueda terminar el proyecto que ahora mismo ocupa todo mi tiempo como obispo emérito que soy".

Antes de pasar a detallar algunos rasgos de esta Copngregación de Religiosas, que desde hace cuatro o cinco años se encuentra en Cuba, concretamente en Pinar del Rio, y que le confieren una personalidad propia, queremos señalar que la Congregación de Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, fue fundada por Santa María Micaela en Madrid, España, en el año 1856 y aprobada por el papa Pío IX en 1860, como Instituto Religioso de Derecho Pontificio.  

La misión

Las Religiosas Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad obramos de acuerdo a una doble finalidad: la adoración continua a Jesús presente en la Eucaristía y la liberación y promoción de la mujer marginada y explotada por la prostitución o víctima de otras situaciones que la esclavizan.

Estos dos principios determinan los ejes de nuestra espiritualidad: el culto al Santísimo Sacramento y la caridad apostólica y misericordiosa. Así, las Adoratrices participamos en la misión de la Iglesia a través de una vida de contemplación y acción.

La adoración continua a Jesús

El centro de nuestra espiritualidad lo constituye la Adoración a Jesús a través del Sacramento por el cual Él se hace presente en su Iglesia. Esta primera misión abarca un doble sentido. En primer lugar, damos a Dios, en nombre de la Iglesia, el culto que le es debido y reconocemos el lugar único que le compete. Afirmamos su trascendencia y nos humillamos delante de Él. En segundo lugar, cobramos, al contacto con Cristo en el Sacramento, nuevas energías para consagrarnos al rescate de las almas.

Nuestra Identidad Adoratriz se fundamenta en la Eucaristía. La vivimos en actitud de alabanza y acción de gracias, como expresión de amor al Padre y entrega a los hermanos.

La liberación y promoción de la mujer marginada y explotada por la prostitución

En nuestro ministerio nos acercamos a la mujer afectada por diversas formas de esclavitud, especialmente por la prostitución. La acompañamos a través de un proceso de promoción y liberación. Extendemos también esta misión liberadora a aquellas jóvenes que están en inminente riesgo de ser víctimas de otras situaciones que las esclavizan. Esta es una obra de resurrección y de renovación de la mujer. Una misión pascual. Se trata de hacer posible para estas mujeres el paso de “la muerte a la vida”. Y esto lo hacemos con respeto por la libertad personal.


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