(Desde El Cañamelar y El Rosario, José Ángel Crespo Flor) D. Carlos Osoro, arzobispo de Valencia, estará presente el domingo, segundo de Pascua, en el rezo del Rosario de la Aurora. Con ello el prelado valenciano quiere impulsar de forma definitiva esta oración al igual que lo ha hecho con el Ángelus, oración, por cierto, que se reza, de forma pública y comunitaria, en el palacio Arzobispal todos los días.
Los que llevan adelante esta tarea, la Junta Directiva del Rosario de la Aurora de Valencia con Jose Antonio Dodero a la cabeza, no duda en afirmar que la presencia de D. Carlos será fundamental para encarar en el 2011 lo que será el 125 aniversario de esta práctica, algo que dice mucho a su favor y algo que viene a indicarnos la actualidad de esta plegaria en la que tanto interés ha puesto el actual Papa Benedicto XVI como en su día lo hizo Juan Pablo II. Interés al que se ha sumado el arzobispo de Valencia, monseñor D. Carlos Osoro al que ya no sorprende verle rezar, rosario en mano, en cualquier procesión que preside.
La intención de los organizadores no es otra que mostrar al prelado lo que se hace cada domingo. De hecho no se ha variado nada el programa, tal y como quería el propìo arzobispo quien insistió en asistir al Rosario este domingo, segundo de Pascua allí donde estuviese. Saldrá de la parroquia de san Miguel y San Sebastián y entrará en el Convento de la Encarnación donde se oficiará la Santa Misa que previsiblemente presidirá D. Carlos pues es intención del prelado que el rezo del Santo Rosario lo ejecute quien lo hace todos los domingos, D. Francisco Suárez. El propio Dodero afirmó que se pasará la bolsa como cualquier domingo, se repartirá unas estampas como cualquier domingo y se sorteará un Rosario como cualquier domingo aunque imaginamos que en esta ocasión será el Arzobispo quien lo bendiga y lo entregue a la persona agraciada.
Los Misterios que se rezarán son los que corresponden al domingo, o lo que es lo mismo, Los Gloriosos de ahí que ahora los intentemos refrescar enunciándolos y además explicándolos bíblicamente, con la cita correspondiente, pues considero un deber hacerlo cuando se trata de la presencia, creo que por vez primera en los 124 años de vida que tiene el Rosario de la Aurora de Valencia, del arzobispo titular lo que, sin duda alguna, va a motivar y mucho a los directivos que, domingo tras domingo, y con la colaboración de los habituales, están escribiendo una de las páginas más bellas que uno pudiera imaginarse de la labor callada y abnegada que los fieles realizan en favor de la Iglesia y en esta ocasión en favor de una de las devociones más preciosas que existen: el Santo Rosario, por mas que algunos sacerdotes sean reticentes a rezarlo aunque en honor a la verdad, todo hay que decirlo, en muchas parroquias el rezo del Santo Rosario se hace imprescindible para poder participar más y mejor de la Eucaristía.
MIÉRCOLES Y DOMINGOS
1º. LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
«Y he aquí que se produjo un gran terremoto, pues un ángel del Señor descendió del Cielo y, acercándose, removió la piedra y se sentó sobre ella. Llenos de miedo, los guardias se aterrorizaron y se quedaron como muertos. El ángel tomó la palabra y dijo a las mujeres: No temáis vosotras; ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí, porque ha resucitado, como había dicho». (Mt. 28, 26)
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2º. LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
«Los sacó hasta cerca de Betania y levantando sus manos los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se alejó de ellos y se elevaba al Cielo. Y ellos le adoraron y regresaron a Jerusalén con gran gozo». (Lc. 24, 50-52)
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3º. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
«Al cumplirse el día de Pentecostés estaban los discípulos juntos en un lugar y se produjo de repente un ruido venido del Cielo, como de un viento impetuoso, que llenó toda la casa donde se encontraban. Aparecieron unas lenguas de fuego, que se posaron sobre cada uno de ellos, quedando todos llenos del Espíritu Santo; y comenzaron a hablar en lenguas extranjeras según el Espíritu Santo les inspiraba». (Hch. 2, 1-4)
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4º. LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
«Quién es ésta que sube del desierto, apoyada sobre su Amado, como columna de humo aromático, como aroma de incienso y mirra?».
«Quién es ésta que sube del desierto, apoyada sobre su Amado, como columna de humo aromático, como aroma de incienso y mirra?» (Cant. 3,6; 8,5. Is. 61, 10).
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5º. LA CORONACIÓN DE MARIA SANTÍSIMA
«En ese momento se abrió en el cielo el Santuario de Dios: dentro del Santuario uno podía ver el Arca de la Alianza de Dios».
«Apareció en el Cielo una mujer vestida de sol, la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza». (Ap. 11, 19 - 12, 1)
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