(Desde el Cañamelar (Valencia), José Ángel Crespo Flor)
Ocurre casi siempre que pasan catástrofes que existen casos de personas que te permiten mantener la esperanza. Uno de esos casos es la misionera de Ribarroja Natalia Martinez, superviviente del terremoto de Haití y que, lejos de regresar a Valencia, se ha trasladado a Puerto Príncipe para ayudar como enfermera. La cosa no tendría más relevancia si no fuese porque Natalia Martínez es de Ribarroja y el patrono de esta localidad es el Santísimo Cristo de los Afligidos con el que, de alguna manera, la Hermandad del Santísimo Cristo de los Afligidos del Cañamelar mantiene cierta relación. Imaginamos que, en la mente de la religiosa estará ese Cristo de los Afligidos por el que todo el pueblo mantiene una devoción muy intensa como se puede comprobar cada 14 de septiembre, Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, en que el Crucificado sale a la calle en una multitudinaria procesión.
Vamos a contar un poco de la historia de este Cristo que, desde hace 125 años responde a la advocación que estamos aludiendo: la de "Cristo de los Afligidos".
Fue el canónigo Dr. Fita, propietario del «Mas de Barrachina» quien legó al pueblo de Ribarroja la imagen de Cristo crucificado. Tras su muerte quedó depositada en la Iglesia de San Sebastián. El día 12 de octubre de 1832 el pueblo bajó a Valencia con el fin de trasladar el Santo Cristo desde esta iglesia hasta el Templo Parroquial. Y así lo hicieron, colocándola en la capilla de la comunión bajo el título de «Cristo de la Piedad».
En 1885 el cólera acampó en los pueblos valencianos, mermando la población. Ante esta tragedia el señor cura D. Francisco Feltrer celebró rogativas, sacando en procesión la imagen del Cristo. Comenzó la procesión encabezada por la cruz y dos monaguillos, uno de ellos el Dr. Cerveró, detrás un puñado de niños y unos cuantos hombres, a los que seguía la imagen en posición semiacostada, el señor cura y el alcalde, puesto de capa negra y esclavina, todos cantando la letanía de los santos. El Cristo se detenía a la puerta de las casas donde había un enfermo. A partir de aquel día la peste comenzó a remitir. Decidiendo cambiarle el nombre por el de «Santísimo Cristo de los Afligidos».
LA NOTICIA DE AVAN
La misionera valenciana Natalia Martínez, que ha sobrevivido al terremoto de Haití, se encuentra en la actualidad colaborando como enfermera en la atención de heridos en el hospital La Paz de Puerto Príncipe.
Martínez, religiosa de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, se ha trasladado desde la población haitiana de Tomasó, donde reside, hasta la capital del país para poder ayudar a “tantas personas necesitadas”, según ha señalado a la agencia AVAN Inmaculada Martínez, hermana de la misionera, que es natural de Ribarroja.
La familia de la religiosa pudo comunicarse ayer, domingo, por primera vez con su hermana a consecuencia de las averías en la red telefónica del país caribeño. Hasta entonces, “han sido días de gran preocupación porque no sabíamos con total seguridad que se encontraba bien”, ha precisado.
La misionera, de 62 años, permanecía dentro de la casa de su comunidad religiosa en Tomasó cuando se desencadenó el seísmo. Al notar los temblores, las religiosas salieron a la calle corriendo para ponerse a salvo. La casa “no ha sufrido demasiados desperfectos”, pero el dispensario y el aula multiusos para familias necesitadas que hacía sólo dos meses que habían construido “se ha venido abajo”, ha detallado la hermana.
Natalia Martínez, natural de Ribarroja, se encuentra desde hace 19 años en Haití, donde ejerce como enfermera. Ha sido, además, visitadora provincial de las Hijas de la Caridad.
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