jueves, 11 de febrero de 2010

EL SECRETO DE LA ALEGRÍA EN EL SUFRIMIENTO, REVELA EL PAPA

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 11 de febrero de 2010 (ZENIT.org)


Benedicto XVI desveló el secreto de la alegría en el sufrimiento este jueves, en la homilía que pronunció en la Basílica vaticana en la Misa en la memoria de la Virgen de Lourdes ('Yo soy la Inmaculada Concepción'), XVIII Jornada Mundial del Enfermo.

Para ello, se refirió a la “maternidad de la Iglesia”, que refleja el “amor atento de Dios” al acompañar y consolar a los que sufren.

Es “una maternidad que habla sin palabras, que suscita en los corazones el consuelo, una alegría íntima, una alegría que de manera paradójica convive con el dolor, con el sufrimiento”, explicó.

Y entonces preguntó: “El sufrimiento aceptado y ofrecido, el compartir sincero y gratuito, ¿no son quizás milagros del amor?”.

El Papa destacó “el valor de afrontar los males desarmados -como Judit–, con la única fuerza de la fe y la esperanza en el Señor”.

Y señaló: “Por todo esto vivimos una alegría que no olvida el sufrimiento, al contrario, lo incluye”.

“De esta forma los enfermos y todos los que sufren son en la Iglesia no sólo destinatarios de atención y cuidados, sino aún antes y sobre todo, protagonistas de la peregrinación de la fe y de la esperanza, testigos de los prodigios del amor, de la alegría pascual que florece de la Cruz y de la Resurrección de Cristo”, desveló.

Y añadió: “Quien permanece mucho tiempo cerca de las personas que sufren, conoce la angustia y las lágrimas, pero también el milagro de la alegría, fruto del amor”.

El realismo de la esperanza

En referencia a la esperanza, Benedicto XVI señaló cómo el pasaje de la Carta de Santiago proclamado en la celebración de este día “invita a esperar con constancia la venida ya próxima del Señor”.

Para el Pontífice, ello “refleja la acción de Jesús, que curando a los enfermos mostraba la cercanía del Reino de Dios”.

Así, “la enfermedad es vista en la perspectiva de los últimos tiempos, con el realismo de la esperanza típica del cristianismo”, explicó.

A continuación, recordó la lectura que señala: “¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados”.

El Papa destacó cómo este pasaje bíblico muestra la prolongación de Cristo en su Iglesia: “Es siempre Él quien actúa, mediante los presbíteros; es su mismo Espíritu que opera mediante el signo sacramental del óleo; es al Él a quien se dirige la fe, expresada en la oración”, dijo.

“De este texto, que contiene el fundamento y la praxis del sacramento de la Unción de enfermos, se extrae al mismo tiempo una visión de la función de los enfermos en la Iglesia -añadió-. Un papel activo al “provocar”, por así decirlo, la oración hecha con fe”.

Sacerdotes y enfermos

El fragmento también le sirvió para destacar, en este Año Sacerdotal, “el vínculo entre enfermos y sacerdotes, una especie de alianza, de “complicidad” evangélica”.

“Ambos tienen una tarea: el enfermo debe “llamar” a los presbíteros, y éstos deben responder, para atraer sobre la experiencia de la enfermedad la presencia y la acción del Resucitado y de su Espíritu”, explicó.

Y continuó: “Y aquí podemos ver toda la importancia de la pastoral de los enfermos, cuyo valor es verdaderamente incalculable, por el bien inmenso que hace en primer lugar al enfermo y al mismo sacerdote, pero también a los familiares, a los conocidos, a la comunidad y, a través de vías ocultas y desconocidas, a toda la Iglesia y al mundo”.

Benedicto XVI continuó indicando que “cuando la Palabra de Dios habla de curación, de salvación, de salud del enfermo, entiende estos conceptos en sentido íntegro, no separando nunca alma y cuerpo”.

“Un enfermo curado por la oración de Cristo, mediante la Iglesia, es una alegría en la tierra y en el cielo, es una primicia de la vida eterna”, dijo.

Para el Obispo de Roma, las curaciones que realiza Jesús, junto con el anuncio de la Palabra, son “signo por excelencia de la cercanía del Reino de Dios”.

La Iglesia y los enfermos

Este jueves, día en que se celebra el 25 aniversario de la fundación del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, el Papa destacó también su sentido y dirigió palabras de agradecimiento a todos los que han trabajado en él.

“Instituyendo un dicasterio dedicado a la pastoral sanitaria, la Santa Sede ha querido ofrecer su propia contribución también para promover un mundo capaz de acoger y de cuidar a los enfermos como personas”, dijo.

“Ha querido, de hecho, ayudarles a vivir la experiencia de la enfermedad de modo humano, sin renegar de ella, sino ofreciéndole un sentido”, continuó.

Y añadió: “ Dios, de hecho, quiere curar a todo el hombre, y en el Evangelio la curación del cuerpo es signo de la curación más profunda que es la remisión de los pecados”.

El Papa recordó que la Iglesia siempre ha mostrado una especial solicitud por los que sufren y destacó que “de ello dan testimonio las miles de personas que se dirigen a los santuarios marianos para invocar a la Madre de Cristo, y encuentran fuerza y alivio”.

Habló de la Virgen, concretamente de la visita a su prima Isabel, afirmando que “en el apoyo ofrecido por María a esta pariente que vive, en edad avanzada, una situación delicada como el embarazo, vemos prefigurada toda la acción de la Iglesia en apoyo de la vida necesitada de cuidados”.

Y también se refirió a “tantos santos y santas de la caridad”, en particular “los que consumieron su vida entre los enfermos y los que sufren, como Camilo de Lellis y Juan de Dios, Damián de Veuster y Benito Menni”.

El sentido profundo del sufrimiento

El Pontífice concluyó su homilía con unas palabras de la carta apostólica de Juan Pablo IISalvifici doloris: “Cristo al mismo tiempo ha enseñado al hombre a hacer el bien con el sufrimiento y a hacer el bien a quien sufre”. Según Benedicto XVI, “en este doble aspecto, él reveló profundamente el sentido del sufrimiento”.

En la Misa de este jueves, precedida por la llegada a la Basílica de la reliquia de santa Bernadette Soubirous, participaron, entre muchos otros, peregrinos y enfermos de UNITALSI, una asociación italiana dedicada a llevar enfermos a Lourdes.

Ellos concluirán esta tarde las celebraciones de la Jornada del Enfermo con una procesión desde el Castillo de Sant Angelo hasta la Plaza de San Pedro, por la Vía de la Conciliación.

Está previsto que sobre las 17,30 h, el Papa salga a la ventana de su Estudio privado para bendecir a los fieles y a los enfermos congregados en la Plaza de San Pedro.

Por Patricia Navas

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