Autor: José Ángel Crespo Flor (Cañamelar - Valencia)
¡Que simple eres y que importante es lo que haces!
Sirves para mucho,
para que la cruz que sostiene al crucificado
no llegue a tierra. ¡Casi nada!.
No te dan importancia
pero nadie se olvida de ti.
Parece que te regalen
pero todos piensan en una persona para cogerte
y llevarte en procesión
porque tú, cojín, no hablas
pero si sabes mejor que nadie lo que te espera
pues eres tú y solamente tú,
el que mejor podría hablar del peso de la cruz y del crucificado.
Por una parte, sientes el frío del asfalto
y por otra, la más elegante, el peso de la cruz.
¡Cuantas cosas podrías decir y callas!.
¡Cuantas conversaciones sabes y te las guardas!.
Porque lo tuyo es el silencio. Silencio y humildad.
Los 'jefes' no te quieren
y, a menudo, buscan pequeños o grandes
para que 'participes' en la procesión
y seas util, al crucificado ¡el único y verdadero jefe!
¡El único y verdadero Señor!.
Nunca sales en la foto
y acabada la procesión te arrinconan
tu misión ha concluido
y así un año tras otro.
Pero que nadie se equivoque,
eres tú quien más cerca está del Crucificado
por lo que no debes enfadarte ni malhumorarte
pues en ti se hace real lo que dice el evangelio
'los últimos serán los primeros!.
¡Que simple eres y que importante es lo que haces!
Sirves para mucho,
para que la cruz que sostiene al crucificado
no llegue a tierra. ¡Casi nada!.
Pero necesitas unas frases
para que la gente te valore
por lo que eres
y sobre todo, por lo que haces.
¡Que simple eres y que importante es lo que haces!
Sirves para mucho,
para que la cruz que sostiene al crucificado
no llegue a tierra. ¡Casi nada!.
Ahora, tras este poema, todo el mundo te tendrá estima,
serás más querido y lo más importante,
ya nunca más se te despreciará. Al contrario, se te valorará. Y mucho.
¡Que simple eres y que importante es lo que haces!
Sirves para mucho,
para que la cruz que sostiene al crucificado
no llegue a tierra. ¡Casi nada!.
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