Ante el Campeonato de Europa de Formula 1 que se disputará mañana domingo, 24 de junio fiesta de la Natividad de san Juan Bautista, en el Circuito Urbano de Valencia transcribo literal la Oración que, con ese mismo motivo, escribió para la primera edición de este campeonato el sacerdote, periodsta y poeta Antonio DÍAZ TORTAJADA, párroco en la actualidad de Santa María del Mar (Grao - Valencia).
** ORACIÓN DEL CONDUCTOR
por Antonio DÍAZ TORTAJADA, Sacerdote-periodista
Alabado seas mi Señor por el coche de gran cilindrada o modesto utilitario.
Alabado seas mi Señor por el flamante deportivo o camión de transporte.
Alabado seas mi Señor por el último modelo o el "acabado" por los años.
Alabado seas mi Señor por el coche valioso instrumento de una vida más humana.
Cada coche es una cátedra ambulante desde la cual debemos dar,
con el ejemplo, lecciones de bondad, de justicia, de amabilidad,
de cortesía de perdón y de amor fraterno.
Todos los que se desplazan conmigo o siguen la misma carretera de asfalto confían en mi valor
y más aún en mi prudencia.
El motor de la maquina en nuestras manos nos recuerda la historia de nuestro corazón.
Ante sus averías a veces me he asustado como aprendiz ante un motor desconocido
y he comprendido que no podía repararlo solo:
le he desmontado y en la presencia de un hombre de Dios
lo he vuelto a componer renovandolo totalmente.
según el plan original del fabricante.
Que la carretera sea para los que conducimos anillo de amor que hermana pueblos,
pista obligada donde otros corren tras una meta.
Que la carretera sea propiedad de todos y exclusiva de nadie,
donde la ley sea igual para todos
y se reclamen los mismos deberes
donde dejamos a pedazos una parte preciosa de nuestra vida.
Que nuestra vida ante el motor sea un caminar
y nuestro destino ir siempre más allá.
Nuestro espíritu siente siempre, Señor,
necesidad de recorrer caminos nuevos,
que sintamos la urgencia de recorrer tu vida
que es camino para llegar hasta el Padre.
Tu eres el objetivo de nuestra ruta premio de nuestras fatigas,
vida de nuestro caminar.
Un día seremos abrazados por el Padre
como el hijo que vuelve a casa depués de años de largas y peligrosas aventuras.
Depués recibiremos el premio con música que cantará siempre el triunfo de la llegada,
el premio que jamás nos será quitará.
Amen.
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