lunes, 9 de mayo de 2011

Aprovechando la beatificación de Juan Pablo II (1 de Mayo de 2011, domingo de la Divina Misericordia) queremos actualizar unos versos que fueron compuestos por él mismo tras peregrinar a Tierra Santa

(Desde el Cañamelar, José Angel Crespo Flor)

Los gestos tras la beatificación de Juan Pablo II no han hecho sino comenzar. En este 'apunte' nos vamos a hacer eco de la poesía que compuso el futuro papa, entonces, cuando redactó estos versos. 'solo' era arzobispo de Cracovia. Es importante pues que actualicemos dichos pensamientos. Por quien lo dijo, por nosotros y para que sirva de acicate a los que todavía no han peregrinado a Tierra Santa. Soy de los que piensan que ningún cristiano que se considere no puede dejar de pisar los mismos senderos que pisó Cristo. Allí, en Tierra Santa, está nuestra génesis como cristianos. Peregrinar a Tierra Santa ha de ser de obligado cumplimiento. No hacerlo es perder una de las grandes oportunidades que te da la vida.

En Valencia está la Asociación Valenciana de Amigos de Tierra Santa (96 391 78 10) que preside Jose Milio (avatierrasanta@hotmail.com // avatierrasanta@hotmail.com). Durante el año se realizan varias peregrinaciones porque como muy bien señala el propio Milio "tenemos la obligación, como católicos que somos y nos consideramos, de ayudar a los cristianos de los Santos Lugares para evitar que emigren y para que ellos sientan el calor, cariño y estima de todos nosotros. Tenemos que tener la conciencia suficiente y saber que allí, en los Santos Lugares, comenzó todo. Y lo que somos es porque nos ha venido de Tierra Santa, la misma Tierra que pisó Nuestro Señor Jesucristo".

Karol Wojtyla compuso estos versos en 1965. Como arzobispo de Cracovia visitó estos Santos Lugares sobre los que volvió a caminar muchos años después. Fue el tercer Papa después de Pedro y Pablo VI en pisar el suelo de Jerusalén.
 
“¡Oh lugar! ¡Cuántas veces, cuántas te has transformado antes de que fueras mío después de ser suyo!
Cuanto Él te llenó por primera vez no eras aún ningún lugar exterior, eras sólo el seno de su Madre.
¡Oh, saber que las piedras del camino a Nazaret son las mismas que sus pies pisaron cuando Él era aún tu lugar, único en el mundo.
¡Encontrarte a través de la piedra que fue pisada por el pie de tu Madre!
¡Oh, lugar de Tierra Santa, qué espacio ocupas dentro de mí!”.

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