(Desde El Cañamelar, Valencia, José Ángel Crespo Flor)
Volvemos, una vez más a hacernos eco de una publicación parroquial que no tiene desperdicio. Me refiero a 'Vilanova Maris', la publicación de Santa María del Mar, emblemática parroquia del Grao (Valencia) que dirige y coordina el sacerdote, periodista y poeta Antonio Díaz Tortajada.
En todos los números existe un apunte, una reflexión, un comentario o una oración que la hacen útil y práctica. En este número, el que corresponde al 12 de junio, Pentecostés, hay una plegaria que se titula precisamente 'Plegaria al Espíritu Santo' que es todo un lujo para la oración, para la interiorización y para conocer y amar más al Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad. Ese Espíritu Santo que se posó en el Cenáculo sobre los Apóstoles y les hizo a estos no dudar y salir de su 'escondite' con valentía a proclamar el Evangelio, a hablar de Cristo, el Señor, el mismo que murió en la Cruz tras el tormento vivido en el Vía Dolorosa y que, con su Resurrección Gloriosa, venció a la muerte.
Antonio sabe que siempre y más en estos momentos de la globalización y donde se hace más que necesaria la comunicación, es preciso no quedarse en el púlpito o ambón sino salir a la calle y propagar a los cuatro vientos que Cristo, el Señor, ha resucitado y está con nosotros y entre nosotros. ¡Ojalá muchos párrocos le copiasen! y también hicieran en sus parroquias unas hojas, sencillas sin muchos alardes tipográficos, pero útiles y que sirviesen para que sus feligreses, en casa, siguiesen ahondando en el Evangelio dominical.
Mientras ello ocurre le dejo con esta preciosa Plegaria que publica en su últimno número (12 de junio de 2011 VILANOVA MARIS)
Ven, luz verdadera.
Ven, vida eterna.
Ven, misterio oculto.
Ven, tesoro sin nombre.
Ven, realidad inefable.
Ven, persona inconcebible.
Ven, felicidad sin fin.
Ven, luz sin ocaso.
Ven, espera infalible de todos los que deben ser salvados.
Ven, despertar de los que están acostados.
Ven, resurrección de los muertos.
Ven, poderoso, que haces siempre todo y rehaces y transformas por tu solo poder.
Ven, oh invisible y totalmente intangible e impalpable.
Ven, tú que siempre permaneces inmóvil y a cada instante te mueves todo entero y vienes a nosotros, tumbados en los infiernos, oh tu, por encima de todos los cielos.
Ven, oh nombre bien amado y respetado por doquier, del cual expresar el ser o conocer la naturaleza permanece prohibido.
Ven, gozo eterno.
Ven, corona imperecedera.
Ven, púrpura del gran rey nuestro Dios.
Ven, cintura cristalina y centelleante de joyas.
Ven, sandalia inaccesible.
Ven, púrpura real.
Ven, derecha verdaderamente soberana.
Ven, tú que has deseado y deseas mi alma miserable.
Ven, tu, el Solo, al solo ya que tú quieres que esté solo.
Ven, tú que me has separado de todo y me has hecho solitario en este mundo.
Ven, tú convertido en ti mismo en mi deseo, que has hecho que te deseara, tú, el absolutamente inaccesible.
Ven, mi soplo y mi vida.
Ven, consuelo de mi pobre alma. Amén
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