(Desde El Cañamelar y El Rosario, José Ángel Crespo Flor)
Existen ocasiones que hay que adentrarse en lo antiguo, en lo que uno aprendió de niño para actualizarlo, ponerlo en practica y lo más importante, hacer que las nuevas generaciones de cristianos recojan el testigo. Eso ocurrió durante la visita que el obispo emérito de Holguín (Cuba) mons. Héctor Luis Peña realizó al Hospital de El Carmen para ver a las personas que allí se encontraban.
La presencia del prelado emérito en el centro hospitalario coincidió con la exposición del sacerdote Jose Sarrió y con el trabajo pastoral de las representantes de la Pastoral de la Salud de la parroquia Nuestra Señora del Rosario (Cañamelar - Valencia). Importante y ardua tarea las que estas jóvenes realizan. Tanto, que la mayor de las veces pasa sin que se sepa o conozca. Menos mal que, como ellas mismas reconocen, "quien lo sabe realmente es quien lo ha de saber". Lógicamente no hace falta ser muy adivinos, se refieren a Jesús, el mismo que, por hacer el bien, murió en la Cruz perdonando a sus enemigos.
Pues bien, José Sarrió, sacerdote responsable de la pastoral de la salud, no tuvo mejor ocurrencia que recibir al obispo con un canto mariano que viene que ni pintado para el mes en que nos hallamos (mayo). El canto, ustedes lo habrán adivinado, se refiere a María y a las Flores. Monseñor Peña ayudó en el canto y es que como bien dijo "en Cuba cuando llega este mes de Mayo nos aclamamos a la Virgen con este canto. Es una canción muy pegadiza, que emociona y que sirve para aclamarse a la madre porque la Virgen es la madre de todos. Aquí, ustedes la llaman de ' los Desamparados' y allá en Cuba la llamamos y nos aclamamos como "Virgen de la Caridad del Cobre" pero una y otra son la misma, la Madre que vio sufrir a su Hijo al pie de la Cruz, la Madre de Jesucristo, la Virgen Dolorosa, La Virgen María
Con Flores a María
Venid Y Vamos Todos
Con Flores A Porfía,
Con Flores A María,
Que Madre Nuestra Es. (2v)
De nuevo aquí nos tienes,
purísima doncella
más que la luna bella,
postrados a tus pies. (2v)
Venimos a ofrecerte
las flores de este suelo
con cuánto amor y anhelo,
Señora, Tú lo ves. (2v)
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