domingo, 7 de agosto de 2011

El nuevo beato, el papa Juan Pablo II confirió hace ahora 15 años la categoría de beato al sacerdote, mártir en el campo de concentración de Dachau, Carlos Leisner cuya memoria se celebra el 12 de agosto

(Desde El Cañamelar, Valencia, Jose Angel Crespo Flor)

Vamos a vivir una semana donde necesariamente vamos a revivir el horror del holocausto nazi. Por una parte la fiesta de Santa Teresa Benedicta de la Cruz, antes Edith Stein; por otra vamos a hacer memoria de este beato Carlos Leisner y finalmente el sábado 13 honraremos la memoria del sacerdote marianista Santiago Gapp, apresado en Valencia pues estaba en el Colegio El Pilar. Los tres fueron mártires, los tres murieron en campos de concentración y los tres fueron víctimas de la sinrazón humana. De Edith Stein se ha escrito mucho y bien y de Santiago Gapp también se ha escrito bastante aunque no como de la santa conversa carmelita por lo que nos vamos a detener en Carlos Leisner del que se cumple este año el 15 aniversario desde que el recordado Papa Juan Pablo II, beato desde el 1 de mayo de 2011, le confirió la categoría de beato.

Recordar a estas víctimas del horror nazi nos ha de servir para adentrarnos en sus vidas, seguir sus ejemplos de amor, fidelidad y perdón y desterrar todo tipo de odio. ¡Que lo que entonces sucedió no vuelva a ocurrir jamás!

DATOS ACERCA DEL BEATO CARLOS (KARL) LEISNER
Nació en Rees/Niederrhein el 28 de febrero de 1915, se crió en Kleve y de estudiante de bachillerato ingresó en el Movimiento Juvenil Católico. En dicho Movimiento, además de disfrutar de la comunidad con los jóvenes y de poder realizar largos viajes, adquiere conocimientos de las Sagradas Escrituras y sobre todo de la Eucaristía. En su diario escribe: "Cristo – Tú eres mi pasión!“.

Karl Leisner desea ser sacerdote. El obispo de Münster le asigna el cargo de director de la juventud diocesana. La Gestapo le observa. Durante el año de estancia en Friburgo le conmueven duras luchas interiores: sacerdocio o matrimonio y familia? El 25 de marzo de 1939 es ordenado diácono. En pocos meses debería recibir las sagradas órdenes. La Divina Providencia designa otra cosa: Una repentina tuberculosis le obliga a permanecer en St. Blasien en la Selva Negra. Allá, el 8 de noviembre de 1939, es detenido por la Gestapo a causa de un comentario hecho en relación con el atentado contra Hitler: cárcel en Friburgo. Internamiento en el campo de concentración de Sachsenhausen y de allá, en 1940, traslado al campo de concentración de Dachau en el que sucede lo inesperado: el 17 de diciembre de 1944, en el bloque 26, y con gran peligro para todos los participantes, el moribundo diácono, Karl Leisner, es ordenado sacerdote por el obispo Gabriel Piguet, recluso francés.

El nuevo sacerdote celebra su primera y única Santa Misa el día de San Esteban, en el año 1944. El 4 de mayo de 1945 es puesto en libertad. Pasa sus últimas semanas en el sanatorio antituberculoso de Planegg en Munich. Sólo dos pensamientos absorben su mente: el amor y la penitencia. Entregado al amor de Dios, a ese amor en el que él creyó y que deseó transmitir a los hombres, fallece el 12 de agosto.

La última inscripción de su diario reza: "Bendice, Oh Altísimo también a mis enemigos!“. Sus restos mortales reposan en la cripta de la Catedral de Xanten. El 23 de junio de 1996 Karl Leisner fue beatificado por el Papa Juan Pablo II, quién en parte de su homilía señaló: “La prueba de un seguimiento auténtico de Cristo no consiste en las lisonjas del mundo, sino en dar testimonio fiel de Cristo Jesús. El Señor no pide a sus discípulos una confesión de compromiso con el mundo, sino una confesión de fe, que esté dispuesta incluso a ofrecerse en sacrificio. Karl Leisner dio testimonio de esto no sólo con palabras, sino también con su vida y su muerte: en un mundo que se había vuelto inhumano. (…) Cristo es la vida: ésta fue la convicción por la que vivió y por la que, finalmente, murió Karl Leisner.

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