Siempre que llega el 31 de agosto, fiesta de san Ramón Nonato, me acuerdo de dos personas que han sido santo y seña del levantinismo. Me refiero a Ramón Balaguer y Ramón Victoria. Por desgracia ambos han pasado a engrosar la historia del club más antiguo de la ciudad de Valencia. Uno, lo hizo hace ya bastantes años: me refiero a Ramón Balaguer; el otro, Ramón Victoria, nos dejó hace unos pocos meses pero a ambos el Levante y el levantinismo les debe mucho de ahí este recuerdo que quiero hacer en su día, preciosamente a escasos fechas del inicio de la celebración del centenario del club blaugrana.
De Ramón Balaguer se puede escribir mucho. Yo solo quiero decir que el hecho de que el Levante ascendiera a Primera en la temporada 62 - 63 se debe exclusivamente a él pues a él se debe la responsabilidad de aquel mítico equipo que hoy todo buen aficionado del Levante aun recuerda . Balaguer sabía mucho de fútbol. Era lo que hoy se puede denominar un 'catedrático del fútbol' de ahí que aquel Levante funcionase bien y pudiera consumar lo que entonces era todo un lujo: que un club humilde, de la periferia de la capital, militase al lado del Valencia, Real Madrid, Athletic de Bilbao, FC. Barcelona, Sevilla o Atco. de Madrid.
De Ramón Victoria hay que decir que siempre estuvo donde tenía que estar: en primera línea o en segunda fila pero siempre dando lo mejor de su persona para un club que lo era todo: el Levante UD. Ramón Victoria aupó a Pedro Villarroel pero luego no dudó en separarse de él cuando vio y se percató que lo estaba haciendo rematadamente mal y que, con sus decisiones, ponía al club al borde del precipicio.
Victoria siempre soñó con un club noble, humilde si se quiere pero querido por la sociedad valenciana. Soñó con Quico Catalán al frente del club y ahora, desde el cielo, estará satisfecho del compromiso adquirido por quien en estos momentos representa el presente y futuro del club blaugrana.
Ojalá el Levante siempre que llegue el 31 de agosto tenga presente a estos dos grandes personajes. Por una parte se hará justicia con ambos y por otra, será todo un detalle de un club que tiene que empezar cuidando estos para ser lo que siempre ha querido su gente: un club humilde, si se quiere de segunda división, pero con unos detalles que le hacen ser de primera y que muchos que alardean de esta categoría no tienen.
De Ramón Balaguer se puede escribir mucho. Yo solo quiero decir que el hecho de que el Levante ascendiera a Primera en la temporada 62 - 63 se debe exclusivamente a él pues a él se debe la responsabilidad de aquel mítico equipo que hoy todo buen aficionado del Levante aun recuerda . Balaguer sabía mucho de fútbol. Era lo que hoy se puede denominar un 'catedrático del fútbol' de ahí que aquel Levante funcionase bien y pudiera consumar lo que entonces era todo un lujo: que un club humilde, de la periferia de la capital, militase al lado del Valencia, Real Madrid, Athletic de Bilbao, FC. Barcelona, Sevilla o Atco. de Madrid.
De Ramón Victoria hay que decir que siempre estuvo donde tenía que estar: en primera línea o en segunda fila pero siempre dando lo mejor de su persona para un club que lo era todo: el Levante UD. Ramón Victoria aupó a Pedro Villarroel pero luego no dudó en separarse de él cuando vio y se percató que lo estaba haciendo rematadamente mal y que, con sus decisiones, ponía al club al borde del precipicio.
Victoria siempre soñó con un club noble, humilde si se quiere pero querido por la sociedad valenciana. Soñó con Quico Catalán al frente del club y ahora, desde el cielo, estará satisfecho del compromiso adquirido por quien en estos momentos representa el presente y futuro del club blaugrana.
Ojalá el Levante siempre que llegue el 31 de agosto tenga presente a estos dos grandes personajes. Por una parte se hará justicia con ambos y por otra, será todo un detalle de un club que tiene que empezar cuidando estos para ser lo que siempre ha querido su gente: un club humilde, si se quiere de segunda división, pero con unos detalles que le hacen ser de primera y que muchos que alardean de esta categoría no tienen.
(José Ángel Crespo Flor)
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